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Estados Unidos ha puesto fin a su peor pesadilla. Osama bin Laden ha muerto.
Una operación de las fuerzas especiales de élite estadounidense, estudiada durante muchos años, ha acabado con la vida del líder de Al Qaeda. Los agentes abatieron a disparos al líder de Al Qaida en la localidad de Abottabad, sin bajas estadounidenses. Así lo anunció en la madrugada del pasado lunes el presidente Barack Obama. En una comparecencia llena de dramatismo, Obama homenajeó a todas las víctimas del atentado del 11-S. "Esta noche se ha hecho justicia", aseguró.
En el día siguiente a la muerte de Bin Laden, Estados Unidos amaneció invadido por la euforia. La zona cero de Manhattan se convirtió en uno de los puntos en los que más ciudadanos se concentraron. Muchas reacciones han sido duras. "Había soñado con este momento, pero la muerte creo que es demasiado buena para él", asegura Anne Marie Borcherdng, que perdió a su novio el 11-S. "Lo que le gustaría a mucha gente que está aquí hoy es tener su cadáver para poder escupirle".
